lunes, 16 de febrero de 2009

A un Dios suburbano

Buscando en el viento perdí mis alas
orando en mi templo olvidé ser mito
rasgando mi manto sentí, maldito
el golpe traidor de mis blancas galas.

A veces me siento tan sucio y seco,
sin nada, sin nadie, tan muerto y frío,
y solo me queda, ¡que cruel hastío!
Canciones dormidas en forma de eco.

En brazos tranquilos me acunas turbio
formando un vacío y sutil desvelo,
inflando los sueños del gris disturbio.

Rehuiste las nubes, bajaste al suelo,
ociosos te enviamos a un vil suburbio.
¿Por qué no te vas al glorioso cielo?

Bóreas & Céfiro

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