domingo, 15 de febrero de 2009

Despedida

Malévolo fue encontrar su sonrisa
de luz y oscuras voces
encontrarla fue para mí desdicha,
sólo me lanza golpes
donde no hallo mi nombre.

Y al que me dejó verla, ¡desalmado!
pues no olvido su rostro
ni el reflejo de sueños estancados
en noches de tus ojos
donde me siento solo.

Y no sabes que tienes mil poemas
ni tanto amor guardado
y en mis adentros tienes mil veredas
llenas de árboles mancos
bajo un sol desconchado.

Y tanto te quise y ya te perdí,
me juré una y mil veces
no abandonar y otra vez, me rendí
y muero lentamente
entre insulsos papeles.

Céfiro

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