domingo, 1 de marzo de 2009

Nos miran

Si acaso las olivas de sus ojos
o el brillo de la cálida melena,
que encierra sin piedad a los suspiros,
no valgan la pena…
Si acaso las estrofas mal escritas
del tétrico fragor de su mirada,
si aquella luz añil sobre su frente
no sirve de nada…

Hará la decepción su fiel discurso
trazando en mi barniz su sombra vaga,
pues sé que quien cotiza con sirenas
llorando lo paga.
Pues sé que quien encuentra por ventura
la gótica pasión de la esperanza,
malgasta las poesías que fabrica,
los besos que lanza.

Y sé que cuando vuelva la mirada
veré la verde circe que en ti habita,
debajo de tu boca de alabastro
y de agua bendita.
Cegado, palparé sobre tu rostro
la piel que, recubierta por escamas,
ayer se me antojaba suave colcha
cubriendo mi cama.

Se irá, dejando paso al cruel delirio,
la cínica ilusión de la utopía.
El muro del engaño separando
su vida y la mía.
Lacónicas nos miran las estrellas,
nos miran tan irónicas las nubes…
Y yo no te tendré, pues no te tengo
ni nunca te tuve.

Bóreas

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